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4 Envejecimiento oral
los treinta años. A partir de esa edad se inicia un descenso gradual pero
continuo. A pesar de esta pérdida, la mayoría de las funciones continúan
siendo adecuadas durante el resto de la vida porque la capacidad funcio-
nal de casi todos los órganos es superior a la que el cuerpo necesita (reser-
va funcional). Por lo general son las enfermedades, más que el envejeci-
miento normal, las que explican la pérdida de la capacidad funcional en la
vejez. Aún así, el decaimiento de las funciones incide en la predisposición
de los ancianos a sufrir los efectos adversos de los fármacos, los cambios
ambientales, el efecto de las sustancias tóxicas y las enfermedades.
En los mayores es muy característico el fenómeno de “homeostenosis”.
Se trata de la pérdida de capacidad de adaptación del organismo frente
a situaciones de estrés o agentes externos (homeostasia). Esta pérdida
de función, asociada al envejecimiento, conlleva una respuesta diferen-
te frente a la enfermedad que se manifiesta de distintas formas y debe-
remos tener en cuenta al tratar a nuestros mayores (Tabla 1).
Tabla 1. Cambios generales asociados a la homeostenosis
El anciano se vuelve más vulnerable a la enfermedad y a la muerte.
Existe una mayor incidencia de enfermedades crónicas y degenerativas.
Ocurren manifestaciones clínicas diferentes como menor sensibilidad al dolor agudo,
estados confusionales o cuadros característicos como hipertiroidismo apático, etc.
Mayor tiempo de recuperación tras procesos agudos (necesitan de rehabilitación y rea-
daptación de sus funciones).
Cambios en la composición y en la función corporal (como descenso de la masa muscular
y agua, deterioro de las función renales y alteración de la sensibilidad de receptores
titulares), es lo que altera la farmacodinamia y farmacocinética de los medicamentos.
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