Durante los últimos años, ha habido un incremento de esta enfermedad potencialmente mortal con una incidencia anual de 3-10 personas por cada 100.000 habitantes. Los patógenos más habituales relacionada con la misma son las diferentes especies de estafilococos y estreptococo. Además de pacientes jóvenes con valvulopatías reconocida, cada vez son más los pacientes mayores sin valvulopatía aparente los más susceptibles a desarrollar la enfermedad. Algunos tipos de tratamientos odontológicos se han asociado a la EI dado que son una fuente importante de bacteriemia tras la manipulación de los tejidos orales, como por ejemplo tras extracciones dentales.