No sabemos cuál será el escenario económico al que se enfrentará el mundo de la Odontología durante este próximo año, ni cómo influirán las consecuencias sociales de esta pandemia en nuestra profesión.
La mayor parte de las clínicas de nuestro país han retomado su habitual funcionamiento y los pacientes han continuado con sus tratamientos, no cayendo en el abandono que se produjo en su salud bucodental durante la crisis del año 2008, y que provocó, a corto plazo, un incremento desproporcionado en el número de caries.
Las clínicas y los profesionales de la Odontología han respondido a las exigencias de esta emergencia nacional con altas dosis de compromiso, profesionalidad y generosidad. La mayor parte de nuestros compañeros, no solo han cumplido los protocolos establecidos, sino que los han optimizado, aumentando hasta el límite de sus posibilidades económicas los requerimientos exigidos por los órganos sanitarios nacionales e internacionales.
Todos sabemos que en los próximos meses no se alcanzará ningún “milagro científico” en el entorno de las vacunas y que, por tanto, la actual situación se prolongará en el tiempo, lo que nos exigirá adaptarnos de manera continua a nuevos escenarios, modificando nuestros propios protocolos en función de las distintas fases de virulencia que alcance la COVID-19. La imagen de seguridad y confianza que nuestras clínicas han transmitido en estos primeros meses de nuestra extraña normalidad, debe ser ahora refrendada con un papel más activo de nuestra profesión, en primer lugar informando a la población de las medidas de protección ya conocidas, en segundo lugar, insistiendo en las medidas especiales de higiene oral ante la COVID-19 y, por último, haciendo un último esfuerzo personal, para facilitar desde el punto de vista económico el acceso a nuestros tratamientos, especialmente a los sectores de la sociedad más vulnerables.
Hoy, como pocas veces, nos podemos sentir muy orgullosos de la respuesta que la Odontología española ha dado a esta inédita crisis sanitaria, aunque ahora nos queda intentar garantizar, con solidaridad y compromiso ético, la salud bucodental del mayor número de ciudadanos.